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Por México

Por: Samuel D. Cota

Hace unos días me encontré con un video donde se mostraban imágenes de mexicanos siendo atacados brutalmente; también asesinados. Mexicanos que eran padres, hermanos, amigos e hijos. En el instante que mis ojos observaron dichas imágenes, mi corazón se quebró dentro de mí por la manera en que la sangre brotaba de sus cuerpos. No pudiera imaginarme el dolor que han de haber sentido los familiares y/o amigos de esos individuos que acababan de partir al otro mundo. Es decir, solamente trata de mentalizarte que la persona que más amas, por la que darías hasta cada gota de tu sangre para que esté respirando, de repente te dan la noticia que no está viviendo más.

Lamentablemente, para muchas personas, lo que estás imaginando, es una cruda, desgarradora y dolorosa verdad. Cientos y cientos de personas reciben la noticia de que su hijo, amigo o hermano acaba de ser ejecutado, acuchillado o balaceado; desde luego que la tortura emocional se hace presente y decide ser su compañera por mucho tiempo. El rencor y deseos de venganza crecen a medida que el tiempo avanza y, claro, la inseguridad en ellos aumenta del mismo modo.

Pero, eso no es lo peor. ¿Sabes lo más horroroso que pude observar en ese video? Que los mexicanos que aparecían ahí estaban siendo asesinados por otros mexicanos. ¡Mexicanos matando mexicanos! Eso fue lo que más causó tristeza dentro de mí. Para serte muy honesto, causó cierto nivel de ira. Personas viviendo en un mismo país, ejecutando a sus propios hermanos. ¡Qué estupidez!

<<Una disculpa por la palabra>> 

Yo no creo que Miguel Hidalgo, cuando decidió iniciar la guerra por la independencia de este país hace 200 años, tenía en mente que tiempo después serían los mexicanos quienes matarían a otros mexicanos. O Benito Juárez, al momento que propuso la educación laica, pensaba que los miembros de distintos movimientos religiosos terminarían condenándose unos a otros y señalándose solamente por tener ideas diferentes. Sin embargo, la corrupción, violencia y distinción religiosa está presente en este país (y en la mayoría de los países del mundo) y no hacemos otra cosa más que gimotear, criticar y quejarnos.

Estoy seguro que tú, amado lector, anhelas un México mejor de el que vives en este momento, ¿cierto? Permíteme decirte algo que quizá ya conozcas: «No tiene sentido que todos anhelemos un cambio para nuestra ciudad, estado y/o país, si no provocamos ese cambio». Las cosas no suceden solo porque las desees, porque si así lo fuera, todos seríamos millonarios ¿no?

Los grandes cambios comienzan con pequeños actos. Acciones que quizá no son importantes, pero que al hacerlas provocará un efecto colateral en medidas monumentales”

Los grandes cambios comienzan con pequeños actos. Acciones que quizá no son importantes, pero que al hacerlas provocará un efecto colateral en medidas monumentales. ¿No me crees? Ponte a pensar en un cigarro que alguien avienta a un campo de hojas secas, o un pequeño cerillo encendido en un sitio llenos de papeles. ¿Qué provocará? ¡Un incendio! Es decir, un diminuto artefacto tiene la capacidad de causar situaciones descomunales, si se le pone en el lugar correcto.

Estoy convencido que la solución a los problemas en México no son más policías ni más políticos; la medicina para este país son las personas. Niños, adolescentes, jóvenes y adultos que tengan la mentalidad correcta. Personas con la actitud apropiada ante la vida. Gente que no culpe o condene a otros sino que sean ayudadores. Individuos que no señalen al gobierno sino que hagan lo que deben hacer.

“ la solución a los problemas en México no son más policías ni más políticos; la medicina para este país son las personas”

Durante años se ha criticado al sistema gubernamental y México sigue sin permutar. Eso quiere decir que la crítica y la queja no provocan un cambio. Debemos renovar nuestra mentalidad respecto a la vida, al dinero, a las personas, al amor. En nuestro corazón debe haber una modificación de actitud, solamente así se podrá hacer el cambio, porque cuando tú cambias, cambiará tu familia. La postura “que el gobierno cambie” la tiene México desde hace muchos años y aún no ha pasado nada. Siempre queremos que otros cambien, menos nosotros mismos.

Un proverbio judío muy antiguo dice así: «Sobre todas las cosas, cuida tu mente, porque él determina el rumbo de tu vida». Cuando tú cambies, cambiará tu familia. Cuando las familias cambien, cambiarán las colonias. Cuando las colonias cambien, cambiará la ciudad. Cuando la ciudad cambie, cambiará el estado. Cuando el estado cambie, cambiará el país.

¿Quienes saber qué puedes hacer para trasformar la ciudad?

  • Llega temprano a tu trabajo.
  • Limpia tu cuarto.
  • Levanta la basura.
  • Sé humilde.
  • Pon direccional cuando manejes.
  • No te pases los altos ni los semáforos.
  • No critiques.
  • Respeta la autoridad.
  • Di “gracias”, “por favor”, “buenos días”, “que te vaya bien”.
  • Si vas a tomar, no manejes.
  • Toca la puerta antes de abrirla.
  • Cuida a las mujeres. (Por favor)
  • No tomes algo que no es tuyo.
  • Sonríe.
  • Sé generoso.
  • Ama.


    Samuel D. Cota
    Licenciado en Enseñanza del Inglés
    lic.samuelcota@gmail.com
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