¿Identifica usted el nombre de Clementine Hozier? Si alguien me hubiera hecho esa pregunta a mi antes de leer el libro “La dama de la guerra”, de Marie Benedict, mi respuesta hubiese sido negativa. Es probable que muchos de los lectores se encuentren en una situación similar ya que poco se conoce la figura y papel de la que fue esposa de Winston Churchill, uno de los líderes políticos más importantes del siglo XX.
La dama de la guerra es la historia de la mujer que acompañó a Churchill prácticamente durante toda su vida. Se casó con él en 1909 y lo acompañó hasta su muerte en 1965. Junto a él vivió las dos guerras mundiales y fue su soporte no solo moral y familiar, sino también político en momentos decisivos de la historia de Inglaterra y del mundo. Fue además una defensora permanente de los derechos de las mujeres y una activa organizadora de ellas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania bombardeó por meses la ciudad de Londres y las mujeres asumieron el papel de obreras, enfermeras, psicólogas, afanadoras, y hasta pilotos y artilleras en la defensa de su país.
Esta novela no refiere propiamente a la historia detallada de ninguna de las dos conflagraciones mundiales en las que tanto Winston como ella participaron activamente, es más bien la narración desde la perspectiva familiar e íntima de la vida de la protagonista en momentos clave de su propia vida y de los eventos en los que les tocó participar.
Escrita por Marie Benedict, escritora norteamericana que se ha destacado por desarrollar obras biográficas donde se destaca el papel de las mujeres a lo largo de la historia. Está narrada en primera persona por la protagonista y combina sentimientos, amores y desamores, celos, momentos de frustración y traumas personales, con charlas decisivas con Winston Churchill y otros líderes mundiales en momentos cruciales como la misma planeación del desembarco aliado en Normandía, en los que conocemos como el Día D.
De acuerdo con la narración de Benedict, Clementine fue una persona fundamental para la vida personal y política de Churchill, de la que él fue profundamente dependiente. Ella fue una líder natural, pero parte del ejercicio de ese liderazgo lo desarrolló a través de Churchill en un efecto combinado de talentos que fueron muy valiosos para Inglaterra.
Sin embargo, el libro refleja también que Clementine fue un tanto cuanto, desdichada en su vida personal, nunca se adaptó a los sacrificios de la maternidad y de la crianza de los hijos de los que vivió un tanto alejada, encargándolos al personal de servicio, situación que le generó un profundo sentimiento de culpabilidad en su función como madre, con el que vivió toda su vida. De acuerdo con la narración del libro, Clementine vivió quizá sus momentos de mayor libertad y realización personal cuando en 1935 viajó sola, en compañía de amigos de la pareja, en un crucero de varios meses por las islas de Indonesia, Bali, Australia y Nueva Zelanda, donde según ella misma declara, encontró su verdadera personalidad y decidió por unos meses “dejar de vivir en función de las necesidades de los demás”. Se dice que en ese viaje tuvo un tórrido romance con el experto y comerciante de arte Terence Phillip, aunque ella nunca declara explícitamente su infidelidad.
“… Es una novela muy interesante cuya lectura se disfruta y se vive. Por su contenido es principalmente una obra de la causa de las mujeres, pero también lo es del drama familiar que se vive en una guerra …”
Se trata de una confesión sincera de una mujer que vivió -y así se sintió- atada a las necesidades de los demás, de Churchill principalmente, pero también de sus hijos y de las convenciones de la época que le tocó vivir. Una mujer de gran talento, pero que lo ejerció a través de su marido, el que a su vez pocas veces le dio el crédito que ella merecía. Una mujer satisfecha de la vida que le tocó vivir, pero que nunca fue plenamente feliz en su vida personal.
Por otro lado, a través del espejo de la vida de ella, podemos ver muchos de los rasgos de la personalidad egoísta, obsesiva y a veces déspota de Churchill, lo mismo que las debilidades del líder inglés cuando sentía que el país se le desvanecía entre sus manos y estaba a punto de caer bajo el dominio nazi. En esos terribles momentos Clementine siempre fue su soporte, como también lo fue de los esfuerzos, a veces desesperados, de Churchill por hacer intervenir a los Estados Unidos en la guerra, de cuya participación dependía la victoria.
La dama de la guerra es una novela muy interesante cuya lectura se disfruta y se vive. Por su contenido es principalmente una obra de la causa de las mujeres, pero también lo es del drama familiar que se vive en una guerra. Su lectura es ampliamente recomendable.
Manuel Valenzuela V.