La autoestima es la percepción o juicio que una persona hace de sí misma en función de la evaluación de sus pensamientos, sentimientos, emociones, experiencias. En términos de la Psicología estudiados por diversos expertos en el área, se utiliza de forma cotidiana para referirse de un modo general, a la valoración que una persona se da a sí misma.
La autoestima está relacionada con la autoimagen o autoconcepto, que es el concepto que se tiene de uno mismo, y con la autoaceptación, que se trata del reconocimiento propio de las cualidades y los defectos.
La forma en que una persona se valora está influenciada en muchas ocasiones por los agentes externos o el contexto en el que se encuentra el individuo, por ello puede cambiar a lo largo del tiempo. En este sentido, la autoestima puede variar en la percepción a partir de situaciones emocionales, familiares, sociales o laborales, incluso, por nuestra autocrítica positiva o negativa.
“… La autoestima puede ser positiva o negativa, dependiendo de si nos vemos de forma favorable o desfavorable …”
La autoestima puede ser positiva o negativa, dependiendo de si nos vemos de forma favorable o desfavorable. La autoestima positiva implica tener una percepción realista y aceptar nuestras fortalezas y debilidades. La autoestima negativa implica tener una percepción distorsionada y centrarnos en nuestros defectos y errores.
La autoestima es importante para nuestro bienestar y nuestra salud mental. Una positiva autoestima nos ayuda a sentirnos seguros, confiados y motivados. Una negativa autoestima nos hace sentir inseguros, ansiosos y deprimidos. La autoestima también afecta a nuestra capacidad para afrontar los problemas, tomar decisiones y relacionarnos con los demás.
La autoestima se forma desde la infancia y se va modificando a lo largo de la vida por las experiencias que vivimos y las críticas que recibimos.
La autoestima en la adolescencia
Durante la adolescencia es habitual que los jóvenes presenten problemas de autoestima. Es un periodo de crecimiento y desarrollo personal en el que el grupo de iguales, la familia y los medios de comunicación ejercen una fuerte influencia en la valoración propia de cada individuo.
No se trata únicamente del valor que se le da a la apariencia física, sino también a las propias capacidades y habilidades, como, por ejemplo, deportivas, intelectuales, sociales, entre otras.
Las expectativas de los demás, las comparaciones y los referentes personales pueden ejercer una fuerte presión y generar inseguridades en el adolescente en esta época de cambios. La anorexia y la bulimia, por ejemplo, están relacionadas con la imagen y al valor que una persona se da.
“… La autoestima es la percepción de uno mismo o la valoración que hacemos de nosotros mismos en función de nuestras características, habilidades, virtudes, defectos, fortalezas o debilidades …”
En concreto podemos decir que la autoestima es la percepción de uno mismo o la valoración que hacemos de nosotros mismos en función de nuestras características, habilidades, virtudes, defectos, fortalezas o debilidades. La autoestima influye en cómo nos vemos, sentimos, comportamos y nos relacionamos con los demás, y en general, en cómo nos percibimos a nosotros mismos.
Explicar la autoestima a un adolescente puede ser un desafío, ya que se trata de una etapa de cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales que pueden afectar la forma en que se ven a sí mismos y a su entorno. Algunas estrategias que pueden ayudar a explicar la autoestima a un adolescente son:
- Usar ejemplos concretos de situaciones cotidianas en las que se pueda apreciar la diferencia entre tener una autoestima positiva o negativa. Por ejemplo, cómo reaccionaría alguien con una autoestima positiva o negativa ante un examen difícil, un comentario negativo o una invitación a salir.
- Reconocer sus fortalezas y debilidades de forma realista y equilibrada. Ayudarles a identificar sus cualidades positivas y sus áreas de mejora, sin caer en la idealización o la crítica destructiva. Animarlos a valorarse por lo que son y no por lo que tienen o lo que hacen.
- Fomentar el desarrollo de habilidades socioemocionales como la autoconciencia, la autoestima, la empatía, la asertividad o la gestión del estrés. Estas habilidades les ayudarán a conocerse mejor, a expresar sus emociones y necesidades, a ponerse en el lugar de los demás y a resolver los problemas de forma constructiva.
- Promover el aprendizaje autónomo, crítico y reflexivo. Ofrecerles herramientas para planificar, organizar, ejecutar y evaluar sus tareas académicas. Reconocer sus logros y su esfuerzo. Darles retroalimentación positiva y orientación cuando lo necesiten. Fomentar su curiosidad y su creatividad.
- Establecer una comunicación fluida y empática. Escuchar activamente lo que tienen que decir, sin juzgar ni interrumpir. Mostrar interés por sus opiniones, gustos e intereses. Respetar su intimidad y su espacio. Expresar afecto y apoyo incondicional.
- Ser un modelo positivo de autoestima. Los adolescentes se fijan en cómo se comportan los adultos que les rodean y aprenden de ellos. Por eso, es importante que los padres, profesores y otras figuras de referencia muestren una actitud positiva hacia sí mismos y hacia los demás. Que se valoren por lo que son, que reconozcan sus errores y que busquen soluciones.
M.C. Carlos Bernardo Prado Rivera
Tutor Escolar y Orientador Educativo
CECyTE Sonora Plantel Hermosillo II
cprado25@hotmail.com
