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¿Halagar a los hijos les hace daño al autoestima?

Por: Ana Tamara Robles

Ultimamente he estado escuchando esta premisa sobre que el halago o felicitar a los niños por sus logros hace un daño en el autoestima. La justificación es porque si yo le digo al niño: “¡Wow, lo hiciste increíble”!, ese niño cuando sea grande, siempre estará buscando la aprobación de alguien para continuar haciendo lo que le gusta o incluso no va a hacer lo que quiere, sino que crea que va a agradar a otros.

¿Si no halagamos, entonces qué se debe hacer? La idea es que en vez de decir: “Me encantó tu dibujo”., “Lo haces de maravilla”., “Qué bonita te ves”.., etc., uno tiene que preguntar: “¿A ti te gusta tu dibujo?”, o decir: “Veo que pusiste mucho esfuerzo en hacerlo”., “Usaste muchos colores” y aplaudir el esfuerzo más que el resultado.

Hay un punto en esta idea que me hace sentido y otra con la que no estoy de acuerdo en lo absoluto. Voy a explicar ambos a continuación.

Actualmente observamos y hablamos de la generación cristal, esta generación que es frágil emocionalmente, que no sabe manejar la frustración y que está altamente protegida por los adultos para que no la sufran; se evita que compitan, que concursen, que lloren o que sufran alguna pérdida.

“ la generación cristal, esta generación que es frágil emocionalmente, que no sabe manejar la frustración y que está altamente protegida por los adultos para que no la sufran ”

Yo encuentro sentido a esta sobre protección pues somos una generación de padres de familia dispuesta a que los hijos no sufran las cosas que nosotros sufrimos, tenemos la tarea de darles a los hijos aquello que nos hizo falta y que, en caso de lograrlo, significará que somos excelentes padres y con hijos exitosos.

“ al mismo tiempo, estamos en la época del tema de las heridas de la infancia y descubrimos la importancia de los apegos sanos y seguros ”

Sin embargo, al mismo tiempo, estamos en la época del tema de las heridas de la infancia y descubrimos la importancia de los apegos sanos y seguros. Con la crianza respetuosa y la paternidad responsable, aparecen ideas como la pregunta con la que inicio este artículo, en la que se busca fortalecer a los niños, que confíen más en sí mismos, que tengan autoestima fuerte y consolidada, pues si una persona no basa sus decisiones en función de que otros le aprueben, significa entonces que toma sus propias decisiones.

Analicemos, si yo halago, felicito, festejo lo bello del dibujo de mi hijo, es sobre protección y si sobreprotejo, debilito el autoestima, cuando lo que queremos es que sean fuertes y seguros; PERO, aquí aparece mi gran pero, y para eso analicemos algunas cosas que esta idea de “halagar está mal”, tiene a largo plazo.

¿Qué pasa si no halagamos al niño? A largo plazo una persona que no escuchó nunca la opinión de sus papás o de sus maestros, tampoco aprenderá a disponerse a considerar ideas que no sean solo las suyas; entonces tampoco aprender. Su apertura mental o juicio estarán limitados.

“ A largo plazo una persona que no escuchó nunca la opinión de sus papás o de sus maestros, tampoco aprenderá a disponerse a considerar ideas que no sean solo las suyas; entonces tampoco aprender. Su apertura mental o juicio estarán limitados ”

Tampoco aprenderá a valorar ideas nuevas y a abrirse a explorarla, su flexibilidad también estará limitada.

¿Cómo aprende un niño a festejar el logro ajeno si jamás recibió alegría por sus logros y sólo por su esfuerzo?

Por otro lado, si nunca escuchó lo que los demás piensan si te gustó o no te gustó, ¿cómo va aprender a hacer juicios objetivos, a discernir y a discriminar?

Tenemos que tomar en cuenta que el autoestima no solo se trata de la seguridad que tengo de mi mismo, sino también de la confianza que tenemos de que merecemos ser felices y ser amados. El amor debe manifestarse, en cariño, en halagos, si no es en tu casa, ¿entonces en dónde?

¿Entonces cómo hacemos para desarrollar los dos componentes del autoestima, que se sepan capaces y merecedores de felicidad? ¿Cómo le hacemos para que crean en sus propias ideas, que no basen sus decisiones en sentirse aceptados, pero al mismo tiempo se sientas aceptados, queridos, halagados?

Aquí está mi propuesta:

  1. Toma en cuenta que es natural que los niños busquen la aprobación de sus papás o de sus maestros, incluso de sus compañeros. Es parte del desarrollo, el problema está en que se queden en esa etapa y no den el paso de madurez para escuchar su propia cabeza. 
  2. Asegúrate de saber qué opina el o ella de su propio trabajo o esfuerzo. Si se siente satisfecho, qué le gustó y qué no. Aquí lo importante también va a ser que pongas mucha atención en lo que dice. 
  3. Después validas y comentas lo que te va diciendo.
  4. Cuando ya escuchaste y te gustó, tienes algo positivo qué decir, una opinión propia, dala y asegúrate que sepa que eso es tu opinión y que él o ella tiene la propia. “A mi me gustó mucho, me gusta ….”; “No me encanta el color verde, pero me encanta que a tí sí”. 
  5. Pregúntale, ¿qué piensa de lo que tú piensas?, entabla una conversación, en que pueda hacer juicios, preguntarse de sí mismo o de ti, abiertamente. Hazle sentir seguro de que está bien que no estén de acuerdo. 
  6. Felicítale el esfuerzo y aquellas cosas que observas que merecen reconocimiento, por ejemplo: “Me encantó que vi que te daba mucha pena empezar y finalmente lo intentaste”. “Disfruté mucho verte en el escenario haciendo lo que te gusta”. “Se me hace maravilloso que tengas este momento de compartir con tus compañeros”. 
    Es decir, mencionas cosa que sucedieron que le ayuden a valorar su esfuerzo. 
  7. Festeja el logro, abraza, apapacha, halaga y entrega todo amor, no dejes nada en reserva, que en la vida el autoestima tiene más que ver con ser visto, que con ser amaestrado. 

 


Ana Tamara Robles Pliego 
Familióloga / Will Coach.
INSTAGRAM: tamararoblesp
tamararobles@willtek.com.mx

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