Lo que nadie se atreve a decir sobre ser madre en estos tiempos.
Cierta tarde en la que mis hijos hacían tareas, el pequeño jugaba a mi lado y yo me tomaba una taza de café, (si ya se, en apariencia parece una escena de serie de televisión, pero créanme, hubo drama antes de eso), me puse a navegar por el “mundo perfecto” ósea, Instagram. Si, ahí en donde todo es bonito, las comidas casi se pueden oler, los paisajes son perfectos, los colores idóneos, ahí en wonderland Instagram. De pronto, me aparece una cuenta de una mamá, que tenía a sus hijas perfectamente bien peinadas, sus vestidos eran perfectos, el entorno era inmaculado, sus zapatitos brillaban, sus sonrisas perfectas, sus cabellos super bien peinados… duré fácil 5 minutos apreciando la escena, y sus historias y los videos y al final, dije en voz alta “ay nooooo maaaa…nches” esto es imposible. Una cosa romántica el asunto, y entonces, me di a la tarea de buscar cuantas mentiras nos están vendiendo en algunas cuentas y en algunas redes sociales. Esta idea de que la maternidad debe ser romántica, perfecta, armoniosa, con hijos perfectos, casas perfectas, una vida de impacto. Pero ¿sabes qué? El tema aquí no son los hijos, el tema aquí es la venta de una idea que no necesariamente existe y esto es por parte de las mamás. Por favor, no me linches, continúa leyendo.
Resulta que en estos tiempos que estamos viviendo en donde todo se vende y todo vende, nos han vendido la idea de que necesitamos consumir para poder tener la vida que vemos en las personalidades de Instagram. Paradójicamente, en estos tiempos de encierro y de pandemia, muchas de estas cuentas en redes sobre familia y maternidad fueron el refugio de muchas madres de familia que verdaderamente no pasaron un momento de paz en casa con los críos y la poca mortificación de un posible contagio incluso si sacabas al parque a los niños… en fin, una realidad que bien conocemos que ya hemos hablado de ella y que como siempre he dicho, el mismo mar pero en diferente barco.
“… has de cuenta que la crianza se convierte en una batalla campal en la que la criatura quiere tirarse todos los días de un precipicio y tú vas a evitar que eso pase, ya sabes “no te metas eso a la boca” “bájate de ahí” “comete las verduras” “no pelees con tus hermanos” “no metas la cabeza ahí” … y así … ”
La cosa es que de pronto, no sé por qué y de quien salió esta idea de que la maternidad es un romance. Romantizar ese momento en el que estas con tu bebe y sientes que los pajaritos te cantan y las mariposas vuelan alrededor… ¡NO ES CIERTO! A ver, tengo tres hijos, tuve tres embarazos y tres cesáreas, y quizá sea la menos indicada para hablar de “cómo me fue en la feria” porque fui verdaderamente, como me dice mi mamá “sinvergüenza del dolor”, es decir, me fue re bien. En la cesárea, en la llegada a casa con los críos, es más, hasta en la lactancia. Y si, me da pena cuando me preguntan porque lacte un año seis meses a mis hijos, y me fue muy bien. Jamás sufrí. Pero ese es tema para otro día, el punto es que si hacemos una lista de todo por lo que pasamos las mamás para sacar adelante a una criatura ponle que llegue al año de vida y de ahí en adelante sientes como que las mortificaciones son otras, has de cuenta que la crianza se convierte en una batalla campal en la que la criatura quiere tirarse todos los días de un precipicio y tú vas a evitar que eso pase, ya sabes “no te metas eso a la boca” “bájate de ahí” “comete las verduras” “no pelees con tus hermanos” “no metas la cabeza ahí” … y así.
Nadie quiere hablar de cómo queda el cuerpo de las mamás, porque las modelos y las cuentas de mamás en Instagram nos muestran cuerpos perfectos como si no hubieran tenido hijos. IMPORTANTE: este no es un párrafo de envidia, hay mamás que le entran duro al gym y estamos otras que le entramos duro al pan con café y es NORMAL. Pero en general, hay un estigma sobre los cuerpos de mamás, sobre la flacidez, sobre las estrías, sobre los senos caídos. Es más, entre nosotras nos da pena hablar de como quedo nuestro cuerpo después de un embarazo. Hablemos de eso. Hablemos de como tuvimos que transformarnos, abrirnos, partirnos en la mitad, y mucho más por dar vida. Hablemos de diabetes gestacional, de hipertensión, de preclamsia, hablemos de lo que tuvimos que hacer o dejar de hacer para dar vida. Pensamos que la maternidad es hablar románticamente de lo bonito que es tener a tu bebé en brazos y como el sentido de la maternidad despertará en ti y todo será amor y alegría, pero, hablemos de depresión posparto, todo un tema que de pronto nadie quiere tocar.
Señoras y señores, la maternidad no es romántica. Cada etapa de ella tiene lo suyo. Tiene lo bonito y tiene lo no tan bonito. Tiene sus retos y tiene sus victorias. Entonces, me pregunto ¿Por qué nos empeñamos en vender una idea perfecta de ella? No, no es perfecta, dejemos de romantizar a la maternidad por favor. Es dura. Es cansada. Es difícil. A veces no sabes que hacer, a veces no sabes que decir, como responder, como actuar, como llamar la atención, no venimos con un chip integrado de “úselo en caso de que su hijo le saque una pregunta complicada”, no tenemos un botón que diga “oprimir al momento de ser mamá para activar conocimientos sobre crianza” NO EXISTE ESO.
“… Señoras y señores, la maternidad no es romántica. Cada etapa de ella tiene lo suyo. Tiene lo bonito y tiene lo no tan bonito. Tiene sus retos y tiene sus victorias … ”
Estamos aprendiendo sobre la marcha y estamos aprendiendo de todo, entonces si nos clavamos en el tema de que la maternidad debe ser “perfecta” y queremos emular esas vidas de vestidos impecables y casas color de blanco, créanme llegaremos a un camino sin retorno de frustraciones y expectativas que a veces, poco podremos cumplir. Detrás de esas vidas que vemos en Instagram, detrás de esas cuentas perfectas en donde demás existe un mensaje implícito de consumismo, hay un equipo enorme de producción, en algunos casos, que no salen en la foto, de gente que hace que la maternidad se vea perfecta. Tengo tres hijos, se lo que te digo, me toma 3 horas salir de casa y arreglar a todos (a veces hasta al marido sí o no jajaja), implica levantarte temprano para estar lista primero porque, a ver, levante la mano aquella mamá que arregla a todos y al final están esperando que se arregle ella y termina saliendo como Dios le da a entender, pero eso sí, los hijos planchaditos, peinaditos, arregladitos… te digo, no todo es perfecto. Y aquí viene la moraleja de esta historia, pon atención: ES HERMOSO QUE LAS COSAS NO SEAN PERFECTAS. Es hermoso el caos, es hermoso el andar corriendo todo el día, es hermoso también el “apúrense niños”, es hermoso el drama, es hermoso que lleguen corriendo a tus brazos llorando o riendo. Piensa que eres el refugio, eres el consuelo, eres la guía, eres el chofer de tus hijos porque bendito Dios puedes llevarlos a clases, eres la chef de tus hijos porque gracias a Dios puedes cocinarles y hay que comer, eres la psicóloga de tus hijos porque bendito Dios siguen confiando en ti para contarte sus cuitas, eres todo y mucho más pero no te conviertas en un algo que evite que disfruten su niñez y que tu disfrutes la maternidad. Hay que atrevernos a hablar de las cosas que nos hacen humanas, que nos hacen fuertes. La maternidad no es para ser débil, es para ser mujeres líderes que construyamos con fuerza y carácter, ciudadanos de bien. Con todo y lo imperfecto, con todo y lo hermoso que esto representa. Para esta y más confesiones sígueme en Instagram: claudia_orduno.
¡Hasta pronto!
Claudia Orduño
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