“… Esta es una época propicia para lograr cambios y transformarlos en oportunidad para crecer y mejorar como persona …”
Estamos entrando en una época de descanso para poder viajar, hacer ejercicios, ir a la playa, en fin, tener varias actividades con otros quehaceres, con oportunidades diferentes a las rutinarias. Podemos también cambiar de opinión con ciertas libertades. Siempre y cuando lo aprovechemos bien, nos ayudará a tener una vida más productiva y en algunos casos más divertida y feliz. Para llegar a beneficiarse es necesario consolidar las rutinas propuestas retomando otras con sentido positivo por algún tiempo si es conveniente, hasta encontrar el equilibrio que nos conduzca a la tranquilidad y la alegría. Si se nos dificultan esos cambios, entonces, debemos consultar a alguien que tenga o haya tenido experiencias y vivencias para salirse de las rutinas, a fin de establecer ocupaciones transitorias que convengan. La mayoría de nosotros hemos experimentado la necesidad de hacer cambios para mejorar nuestro estado de ánimo. Esta es una época propicia para lograr cambios y transformarlos en oportunidad para crecer y mejorar como persona. Sin modificar las rutinas no hay crecimiento sino estancamiento vivencial. Saliendo de los errores del pasado podemos entrar en una edad más madura y prometedora para liberarse de los obstáculos existenciales. Enfrentando a la realidad del pasado tendremos que estar y construir en el presente otro plan de acción para desarrollar un deseado futuro promisorio. El pasado ya pasó y solo vivimos en el tiempo presente, el futuro es pura imaginación. No es fácil lograr consolidar las oportunidades de crecimiento personal en el aquí y ahora, porque solemos quedarnos en el pasado “conocido” que hemos vivido como “seguro”, pero al no estar bien consolidado en el presente por más que lo aseguremos como cierto, se quedan en un tiempo inestable donde la duda es fuerte y constante. Nuestro futuro tampoco es cierto, porque lo consideramos como un cúmulo de proyectos en su gran mayoría fantasiosos. Si nos convertimos en planes ideales nos preocupamos por elaborar las mejores decisiones convencidos de que los vamos a desarrollar bien para tener éxito. Esta manera de “pensar con optimismo” no nos asegura tener el camino del éxito. Lo cierto es que cuando deseamos tener buenos resultados por nosotros mismos, nuestro enemigo no es el tiempo utilizado para la realización del presente. Para asegurar nuestros proyectos tenemos que estar conscientes de lo que nuestra vida nos da y/o nos quieta. Cuando profundizamos en nuestro ser persona y queremos tener cambios positivos, es menester reflexionar para ver que nos corresponde obtener y que no. Tenemos aciertos y fracasos, esa es la realidad de vivir en lo que nos pertenece. Mientras sigamos con vida productiva tenemos la capacidad de amar y de ser amados. Amando siempre hay esperanza de ser felices. El milagro de la edad madura concentrados en el presente es el de tener fe con actitudes positivas y con la esperanza para vivir sabiendo lo que nos da y nos quita la vida. A priori sabemos de estas condiciones, ya que hemos tenido experiencias buenas y malas. Sobre todo hemos experimentado el amor como lo más necesario y conveniente. En la edad madura conocemos los efectos negativos y positivos del amor. Los que hemos aprendido a sentir amor verdadero estamos preparados para vivir en el sentimiento y en la razón que nos fortalece para amar sin prejuicios. Nuestro futuro no está determinado por el qué dirán o pensarán, sino por la cantidad de amor que albergamos y comunicamos desde el corazón.
“… El milagro de la edad madura concentrados en el presente es el de tener fe con actitudes positivas y con la esperanza para vivir sabiendo lo que nos da y nos quita la vida …”
“Somos libres si profundizamos en lo que sentimos y dudamos de lo establecido culturalmente”
Escritor: Humberto Maturana: Biólogo y filósofo.
Dr. Carlos A. Barreto Rivero
Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta
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