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Cómo terminar un ciclo atípico

Por: Carlos Bernardo Prado Rivera

Parte I Reconstruyéndose en el presente.

Este momento tiene el único objetivo de reflexionar con ustedes la importancia que tiene ser conscientes de la etapa que estamos cerrando. No solo eso, también es la experiencia vivida desde antes, durante y después de la pandemia causada por el covid-19 a lo largo de estos dos últimos años y lo que aprendimos para ahora contarlo, es el caso de muchos de nosotros. También es dedicarle unos pensamientos recordando a los compañeros y amigos con quienes compartimos momentos inolvidables y ahora no se encuentran entre nosotros físicamente pero sí en espíritu y en esencia, a ellos les dedicamos esta reflexión.

En mi caso, aprendí que después de la pandemia, seguimos experimentando la bendición de vivir con poca o mucha salud como lo queramos ver, por todo lo que ha pasado, y esto sigue marcando mi presente y futuro. Somos muchas las personas con vida después de seguir con todas las medidas sanitarias habidas y por haber. A pesar de eso, también hay personas que se contagiaron de covid-19, pasaron o están en el hospital, estuvieron o están en reposo con tratamiento médico en casa, y ahora viven para compartirlo.
Esto se lo debo a Dios, a mi familia, a los médicos que me atendieron aplicando las vacunas o aplicando el tratamiento para controlar el coronavirus, a mis compañeros de trabajo y a mis amigos que se preocuparon por mí. Y en esto estoy seguro que están de acuerdo conmigo, los que somos y formamos parte de esta comunidad.

Llegar hasta aquí para contarlo ha sido un reto, una hazaña, una experiencia inolvidable, una aventura digna de contarse y compartirse.

… Esto se lo debo a Dios, a mi familia, a los médicos que me atendieron aplicando las vacunas o aplicando el tratamiento para controlar el coronavirus, a mis compañeros de trabajo y a mis amigos que se preocuparon por mí …

Ahora me encuentro en una situación donde mis pensamientos están procesando la información de la mejor manera posible. No es fácil poner en calma tantos pensamientos y sentimientos que a veces los siento encontrados, generando un particular estado emocional.

Habrá personas a las que les baste leer estos renglones solo una vez, habrá quienes necesiten leerlo más de dos veces. Mi recomendación es que al leer estas frases, las enfoquen hacia su historia personal, ya que todos aprendemos diferente. Sin embargo, más que una rápida lectura, me encantará que lo lleven a la práctica, a la acción, al día a día y que todo lo que aprendan, los lleve a comprender la importancia de dirigirnos en la vida con prácticas, conductas o rutinas saludables diarias, tanto hacia el interior como hacia el exterior de uno mismo, ya sea dentro o fuera de casa. El objetivo no se logra de la noche a la mañana, pero “la práctica, hace al maestro”.

Hace más de 2 años cuando llegó el covid-19 a la comunidad, la realidad era completamente diferente a como es ahora. Tuvimos un impacto social que cambió la rutina en la vida diaria. En mi caso, me alejé de los convivios entre amigos, disminuí los encuentros familiares frecuentes en casa y suspendimos los desayunos en lugares públicos. Me quedaba en casa con la familia con todas las recomendaciones hechas por las autoridades sanitarias, empezamos a vernos y escucharnos en momentos especiales con cada miembro de la familia, cara a cara, y a ponernos de acuerdo para convivir más tiempo en casa. Por supuesto que muchas familias tuvieron que recurrir a los profesionales de la salud mental o psicoterapeutas que ayudan a mejorar la dinámica familiar. Y eso es igualmente recomendable, si la dinámica empieza a salirse de control, cuando los límites en las relaciones no están claros o no se respetan, haciendo notar las conductas negativas y dañinas en el ámbito familiar.

… Me quedaba en casa con la familia con todas las recomendaciones hechas por las autoridades sanitarias, empezamos a vernos y escucharnos en momentos especiales con cada miembro de la familia, cara a cara, y a ponernos de acuerdo para convivir más tiempo en casa …


Si aún estás leyendo y te has sentido identificada(o) en algún momento de tu vida, te invito a seguir leyendo los siguientes párrafos que van a ayudarte a hacer un inventario de conductas, prácticas o rutinas que influyen en las emociones, para que la próxima vez que te encuentres en un estado emocional negativo, también puedas tener ideas creativas para saber qué hacer en momentos de crisis.

Has escuchado hablar de la frase: “¿He hecho de todo, pero nada me funciona?” (es una expresión popular, pero según la frase, se trata de expresar algo que nos pasa muy seguido). A pesar de que puedo ser una persona que identifica sus aciertos y errores, también me he encontrado en encrucijadas donde no tengo idea de cómo manejar cierta situación.

Puedo entender que ya me ha pasado así miles de veces. Y ya llegué a pensar que de verdad era parte de mí mismo y de mi herencia genética y no, afortunadamente no es así. Crecí con esa creencia limitando mi alrededor todo el tiempo. Y es que las creencias son tan poderosas, y lo que declaramos con nuestra boca y pensamientos es tan poderoso, que nuestro cerebro no discierne entre verdad o mentira, entre sarcasmo o broma. Todo lo toma literal y es ahí dónde nos creemos esas falsas verdades y las tomamos como ciertas. Por eso, decidí informarme para entender mi cerebro, para creer solo en lo positivo y en lo que edifica mi vida.

Por mi parte comencé a identificar y a entender más las emociones y me topé con la idea, para este caso, donde se ha conceptualizado que las emociones son fenómenos que nos siguen ayudando para la sobrevivencia del individuo y de la especie humana. Las emociones, para los expertos en general, aparecen claramente causadas por necesidades del organismo detonadas internamente o por acontecimientos externos. Son sensores de que algo se modificó y aparecen como motivadoras para la acción y la movilización de recursos del individuo (interna o externa). Las emociones, en última instancia, son traducciones del entorno externo o interno: traducciones de información percibida y que se utilizan para la acción.

En este sentido, las emociones son fenómenos de sobrevivencia (del individuo y de la especie). Partiendo de un supuesto tiempo evolutivo, es decir, de la continuidad de las especies y de la necesidad de sobrevivir, las emociones son productos particularmente de nosotros mismos.

Citado esto, si las emociones son las traducciones de información percibida, muchas veces nos faltan unos cuantos diccionarios y años para poder leerlas bien ¿Cierto? Algunas personas verdaderamente nunca llegan a conocer su significado.
Es por eso que se buscan culpables como la familia, la herencia y llegamos a creer que nuestros estados emocionales se parecen a uno de nuestros padres diciendo me parezco a mi madre o a mi padre como si fuera hereditario y que además es el precio que se paga por haber crecido en esta familia.

¡Estas ideas son totalmente falsas! Puede que algo de todo esto sea hereditario sí, pero al final las emociones son de uno solo y vamos mostrando desde muy temprana edad y esto se da porque contamos con una genética idéntica al de nuestros familiares. Sin embargo, la experiencia y algunas ciencias han descubierto que la misma es totalmente modificable si la persona está consciente de los malos hábitos que ésta le genera, y está dispuesta a cambiarlos, al reprogramar nuestros pensamientos para tomar otro camino, salirse de la media y de ese ideal de individuo que la sociedad y la cultura promueve.

Si bien es cierto que la genética juega un papel muy importante en nuestra vida, no está escrita con tinta indeleble. Es completamente modificable y nosotros somos los responsables como individuos en actuar para que eso suceda, dejar de caer en el papel de víctimas y mejorar las condiciones con las que crecimos o vinimos al mundo.

Ahora en este año en donde volvemos a la nueva normalidad, donde seguimos con las medidas protocolarias para prevenir el covid-19, donde estamos recuperando los espacios perdidos por el encierro obligado y realizando actividades al aire libre. Es a partir de estas ideas, donde propongo pensar con sentido y actuar con propósito, cuidando la vida y la salud, hacemos las siguientes sugerencias:

  • Dormir bien, es decir, el tiempo requerido por nuestro cuerpo.
  • Comer saludable en la dieta con 3 comidas cada 8 horas y 2 colaciones intermedias.
  • Caminar, trotar o correr con frecuencia, si es posible a diario, según la condición física, descansando un día a la semana. El correr es cuando existe el acondicionamiento físico necesario, después de un tiempo de entrenamiento.
  • Promover las reuniones familiares frecuentes; visitar a alguien que nos necesita.
  • Compartir desayunos con amigos en lugares públicos.


Algo nuevo que se está viendo con más frecuencia en nuestra localidad, como rutina saludable es el senderismo, pasear en bicicleta, practicar natación, caminar o hacer ejercicio al aire libre en los parques. En esta parte puedo compartir que hacer actividades al aire libre en grupo es una experiencia memorable, porque se guardan en los recuerdos significativos; motivante, porque convoca a mejorar en varios aspectos a la persona; impulsora, porque ayuda a mantener la disciplina, estimulante para la salud física y psicoemocional; y la autoestima, promotora del diálogo constructor de relaciones positivas entre varias personas con otra perspectiva.

Continuará …




M.C. Carlos Bernardo Prado Rivera
Tutor Escolar y Orientador Educativo
Plantel CECyTE Hermosillo II
cprado25@hotmail.com

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