POR: Mayra Avril Martínez Jiménez
“… No somos el sexo débil como muchos creen, nosotras además de ser fuentes de vida, somos esperanza, somos la voz de aquellas que han callado, somos libertad, somos más que un estereotipo, somos más que una doncella delicada, somos valientes, somos unión y sobre todo, somos fuertes …”
El ser mujer es más que ser una flor delicada, el ser mujer va más allá de lo que los demás piensan. En el pasado las mujeres buscaban la aprobación de las familias y de los esposos, el ser buenas madres, buenas esposas, enfocarse solo en los hijos y en la casa. Querían verse bien, usar maquillaje, llevar faldas y tacones, ser muy femeninas, ser delicadas, educadas y sobre todo, obedientes.
Mientras el hombre iba a trabajar, se le otorgaban trabajos pesados, ellos tenían que ser los rudos, podían vestirse como quisieran y podrían estudiar, pero después de un tiempo las mujeres decidieron hablar.
Querían expresar sus emociones sin miedo a ser juzgadas, querían poder salir sin la necesidad de depender de un hombre, querían dejar de lado las faldas y usar pantalones, olvidarse del espantoso dolor de pies por usar zapatillas y reemplazarlo por un calzado más cómodo, dejar la cocina y salir al mundo exterior, conocer más allá de lo que es una cocina.
Tenían la curiosidad de saber cómo funcionaba el mundo, querían estudiar, querían ser más que una esposa y una madre, querían amar sin ser juzgada, hacer las mismas actividades que realizaban los hombres; pero sobre todo querían tener las mismas oportunidades, el mismo respeto y el mismo trato que se les tenía a los hombres.
Esto fue muy mal visto por demás las personas, “como una mujer va a trabajar en el campo”, ¿una mujer estudiando? Imposible, lucharon y lucharon y en 1789 las mujeres marcharon al par de los hombres para reclamar la igualdad social.
Comenzaron los movimientos para exigir todo esto, hasta que el día 8 de marzo de 1910 se estableció que sería el día de la mujer. A partir de esto, se les dio el derecho de votar, ir a la escuela y trabajar, gracias a aquellas mujeres que no se quedaron calladas y gritaron al mundo sus inconformidades, todas nosotras estamos aquí, ellas sacrificaron todo para que ahora nosotros gocemos de esos privilegios.
Ahora nos toca a nosotras hacer que perdure esto, que las futuras generaciones conozcan sus derechos, que no se queden calladas, que exijan lo que les corresponde, ahora estamos al par de los hombres tanto ellos como nosotras, podemos hacer las mismas cosas.
No somos el sexo débil como muchos creen, nosotras además de ser fuentes de vida, somos esperanza, somos la voz de aquellas que han callado, somos libertad, somos más que un estereotipo, somos más que una doncella delicada, somos valientes, somos unión y sobre todo, somos fuertes.
Mayra Avril Martínez Jiménez Grupo
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