Hace aproximadamente un año se hizo viral un debate entre un empresario millonario y un conferencista/filósofo, en el cual hablaban sobre negocios y marketing, sin embargo, la plática se tornó en un ataque de ideas más que un debate. Entre muchas de las cosas que se dijeron, este filósofo hizo un cuestionamiento: “¿Por qué crees lo que crees?”. Al empresario lo tomó por sorpresa y no supo responder.
Esa pregunta a mí me chocó un poco porque nunca me había cuestionado mis propias creencias. Así que me hice el firme propósito de consultarme la pregunta anterior; me tomó algunos meses analizar mi mente y corazón a profundidad. Luego que pasó ese tiempo logré desvanecer algunas creencias de humo que tenía y pude fortalecer aún más mis principios.
Durante el tiempo que estaba escudriñando mi mente, escuché del podcast “Construyendo Liderazgo” creado por Robbie Rembao, el episodio “¿Por qué haces lo que haces?”. Ahí él habla sobre las razones de tus acciones, no de las acciones en sí. En este episodio, el presentador lo dice así:
“Tu visión es la imagen en tu mente que representa todo lo que quisieras ver. La causa es la razón/núcleo de tus acciones. La visión puede ser personal, pero la causa te une a más personas. Una visión es algo que tu posees, pero la causa es algo que te posee a ti”.
<<Me voló la cabeza la última frase>>
¿Alguna vez te has preguntado “Por qué haces lo que haces”?
Permíteme ponerte un ejemplo. En una escuela el director puede pedir que los alumnos levanten la basura del espacio donde se encuentran. Conociendo a los adolescentes lo más probable es que comiencen a gimotear y gruñir porque no tienen deseos de limpiar el campo deportivo, pero la gran mayoría tendrán motivos distintos. Uno puede estar molesto porque le están diciendo qué tiene que hacer, otro porque están interrumpiendo su tranquilidad; otro más porque no quiere estar expuesto al sol y otro porque tiene miedo de hacerlo mal. Quizá uno más esté molesto porque levantar la basura de la escuela no ayuda a terminar con la contaminación de la ciudad y eso no ayudará en nada para combatir la limpieza del hábitat de los animales… y así puede continuar la lista.
Todos tienen la misma reacción (enojarse), pero diferentes razones (motivos).
La pregunta “¿por qué haces lo que haces?” Viaja mucho más allá de un simple análisis personal interior. Este cuestionamiento te lleva por el sendero que conduce a la razón de la razón. Ya sé, parece trabalenguas; me voy a explicar. Si quieres saber la razón de algo o de la acción de alguien, pregúntale unas 6 o 7 veces ¿por qué? Es decir:
Alguien: Oye, fíjate que quiero dejar mi trabajo.
Yo: ¿Por qué?
Alguien: Porque no me pagan lo que creo que deberían.
Yo: ¿Por qué?
Alguien: Porque no quiero hacerlo.
Yo: ¿Por qué?
Alguien: Porque no lo hago apasionadamente.
Yo: ¿Por qué?
Alguien: Porque quiero ser escritor.
Yo: ¿Por qué?
Alguien: Porque me gusta comunicar mis ideas.
Yo: ¿Por qué?
Alguien: Porque me gusta que me pongan atención.
Yo: ¿Por qué?
Alguien: Porque me siento rechazado.
Esto es solo un ejemplo, pero puede darte un norte en cómo pudiera surgir la conversación. Si alguien quiere dejar su trabajo, tal vez la razón principal no sea el dinero, sino que quiere ser escritor. Pero, ese alguien desea ser escritor, no porque le gusta redactar ideas, sino porque siente que alguien le pondrá atención, entonces la razón de la inconformidad de su trabajo es el rechazo personal, no precisamente el dinero o su pasión. Repito, la conversación puede dar resultados diferentes debido a que cada quien tiene sus propias preferencias.
El hacerte la pregunta anterior no es sencillo de responder al inicio pues existe la posibilidad de que no te la hayas formulado antes o que todavía no sepas las razones de tus acciones. Incluso, existe la posibilidad de que te duela hacer esta pregunta porque puede que abra una herida emocional que aún no ha mitigado o que te des cuenta que la inseguridad es la raíz de tus acciones. Se necesita osadía.
Permíteme compartirte lo que me ha sucedido respecto a este tema. Soy maestro de inglés en el nivel secundaria hace 10 años y hasta hace unos cuatro años se hizo claro en mí por qué hago lo que hago. Siempre tuve en mi corazón (y aún lo poseo) el deseo de ver un cambio en mi país. Amo mi país, amo a mi gente, amo su cultura y su comida. Pero no sabía qué podía hacer para lograr ver un México mejor. En el año 2012 decidí meterme a trabajar como docente porque, aparte de que es mi vocación, estoy convencido de que la edad entre 12 y 17 años es la edad más fértil en la mente y corazón de una persona porque es cuando se están formando las personalidades y el carácter. Es por eso que, más allá de enseñar inglés, quiero instruirlos en respeto, honestidad, caballerosidad, autoestima, auto control, etc. Quizá uno de esos alumnos sea un presidente municipal, gobernador o presidente de la nación. Tal vez alguien sea el doctor que atienda a mis hijos en un futuro o sean los futuros arquitectos que diseñen mi casa; no lo sé. Lo que sí sé es que quiero que lo hagan bien. Anhelo que anulen de su cabeza la frase “El que no tranza no avanza”. O la frase “Echando a perder se aprende”. Sobre todo, la cultura del “Pos, ahí se va”.
Mi visión es ser un excelente maestro de inglés. La causa es: “Quiero un México mejor”. Sé que es muy poco lo que yo vaya a ser o que tal vez no vea el cambio que deseo, pero si mañana fallezco, sabré que dejé mi huella en más de un alumno y la causa de “Por un México mejor” me une a millones de mexicanos que también lo desean.
Para finalizar, permíteme compartirte unas acciones que me han ayudado a mí, es espero que te ayuden a ti:
- Hazte este tipo de preguntas: “¿Por qué me molesta eso? ¿Por qué le doy tanta importancia a eso? ¿Qué es lo que realmente me molesta de tal cosa? ¿Por qué eso me hace sentir bien?”
- Enfrenta tus miedos.
- Pregúntale a un amigo (no conocido; amigo de verdad) “¿Por qué somos amigos?” O “¿Qué cosas de mí te hacen creer a ti que soy tu amigo?”.
- Ve a terapia psicológica.
Recuerda que podemos tener una visión, pero la causa es el cimiento de ello.
Samuel D. Cota
Licenciado en Enseñanza
del Inglés
lic.samuelcota@gmail.com