“Me quiero morir, no me gusta esta vida, todos me odian, hubiera sido mejor no haber nacido.”
¿Qué hago si mi hijo me dice esto? ¿Lo tomo en serio? ¿Solo está llamando la atención?
Como papás, estas frases nos llenan de angustia. Queremos protegerlos del dolor, pero al mismo tiempo nos invade el miedo de no saber si es algo grave. Y la pregunta es real: ¿y si no actuamos a tiempo?
La realidad es dura. En 2024 se registraron 8,856 suicidios en México, lo que equivale a una tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes, según cifras preliminares del INEGI. En 2023, el número fue casi igual: 8,837 casos. Los más afectados: jóvenes y adultos entre 15 y 44 años.
Estos números nos muestran que no basta con hablar de bajar la tasa de suicidio: necesitamos elevar el sentido de vida.
Muchos papás me preguntan:
- “¿Por qué se queja si tiene todo?”
- “¿Qué le falta?”
- “¿Cómo es que se deprime si no le falta nada?”
La verdad es que no importa si “tienen razón” o si “llaman la atención”. Algo está pasando y necesita nuestra atención.
“… No importa si “tienen razón” o si “llaman la atención”. Algo está pasando y necesita nuestra atención …”
La depresión, cuando es grave, es una pérdida de sentido. No es que no quieran vivir, sino que desean dejar de sentir un dolor que parece insoportable. A veces también hay factores químicos en el cerebro que afectan la manera en que ven la vida y los llevan a decisiones radicales.
En niños y adolescentes, estas frases suelen ser la forma de expresar enojo o tristeza sin tener todavía las palabras para hacerlo. Por eso, la primera reacción debe ser preguntar con calma:
- “¿A qué te refieres?”
- “¿Qué significa lo que dices?”
- “¿De dónde crees que viene ese pensamiento?”
Indaga, escucha, valida:
- “Entonces estás enojado…”
- “Te sientes triste…”
- “Te duele lo que pasa…”
“… Ayúdalos a poner nombre a lo que sienten, porque en el fondo no desean dejar de vivir, sino dejar de sufrir …”
Ayúdalos a poner nombre a lo que sienten, porque en el fondo no desean dejar de vivir, sino dejar de sufrir.
Y siempre, siempre, busca apoyo profesional. Un psicólogo o médico puede acompañar y dar estrategias para salir adelante. Lo más importante que puedes decir es: “Te veo, no te juzgo, busquemos soluciones juntos.”
“… Lo más importante que puedes decir es:
“Te veo, no te juzgo, busquemos soluciones juntos.” …”
También recuerda algo esencial: quién eres para los demás importa. Una sonrisa, un gesto amable, un abrazo o una palabra positiva pueden salvar la vida de alguien. Y si hoy atraviesas un momento difícil, salir de ti para dar a otros puede despertar la fuerza que creías perdida.
Crezcamos en amor, empatía y respeto, mostremos un mundo que acompaña y abraza a quienes se sienten solos.
“… No estás solo, eres suficiente, tu vida vale …”
Y si me lees hoy, quiero decirte algo: no estás solo, eres suficiente, tu vida vale. Aunque duela y parezca pesado, estoy segura de que dentro de ti hay una fuerza que aún puedes descubrir. Busca lo bello en lo pequeño, muévete, porque en ese movimiento aparecerá el reflejo de la belleza que ya habita en ti.
Cuenta conmigo. Y recuerda que eres un todavía
Ana Tamara Robles Pliego
Lic. en Ciencias para la familia Familiologa /Terapeuta / Conferencista
INSTAGRAM: tamararoblesp



