Vivimos en un mundo que avanza a mil por hora. Una cultura que nos bombardea constantemente con la idea de que siempre debemos hacer, lograr y producir cosas gigantescas. Nos enseñan que si no somos productivos, fracasaremos; que si no hacemos lo suficiente, nuestra existencia pasará desapercibida y por lo tanto, todo nuestro esfuerzo fue en vano.
Quiero dejar algo claro desde el inicio: invitarte a tomar un descanso no es hacer campaña a favor de la pereza o del abandono de tus sueños. Jamás apoyaré la pasividad o el dejar las cosas para después. Al contrario, creo firmemente en trabajar por lo que te apasiona y perseguir con valentía tus objetivos. Sin embargo, también creo que no porque podamos hacer muchas cosas significa que debamos hacerlas todas.
Hay una diferencia importante entre “potencial” y “propósito”. Sé que estas palabras se usan mucho en conferencias, redes sociales y videos motivacionales. Pero quiero ofrecerte una perspectiva diferente, especialmente si alguna vez te has sentido sin rumbo o sin una meta clara.
El “potencial” es valioso, sí, y también puede volverse una carga. Nos han hecho creer que debemos explotar cada parte de él, como si eso fuera lo que nos hace valiosos. Pero, ¿realmente debemos desarrollar todo nuestro potencial? Piensa en esto: un hombre, sexualmente hablando, tiene cierto potencial… pero eso no significa que deba ejercerlo todo. ¿Verdad?
Esa es la diferencia clave: el potencial no es lo mismo que el propósito. Yo, como hombre, puedo tener ciertas capacidades, pero mi objetivo principal es amar a mi esposa con cada parte de mi vida. No se trata de hacer todo lo que puedo, sino de hacer lo que debo. Lo que tiene sentido. Lo que honra mi camino y mis valores.
¿Y por qué digo todo esto? Porque necesitamos descansar. Necesitamos bajarnos del tren de la exigencia. Todos, en algún momento, hemos estado —o estaremos— agotados mental, emocional, espiritual y físicamente. Nos frustramos cuando algo no sale como esperábamos, y como la cultura nos exige éxito y productividad constante, terminamos vacíos y tristes.
No está mal descansar.
“… Tomarte un respiro es un acto de amor propio. Meditar, escribir, escuchar música, salir con amigos, reír, bailar… también es vida …”
Tomarte un respiro es un acto de amor propio. Meditar, escribir, escuchar música, salir con amigos, reír, bailar… también es vida. También es parte del propósito. Estás diciéndote a ti mismo: “Merezco respirar. Merezco disfrutar. Merezco ser sin tener que demostrar nada”.
“… Merezco respirar. Merezco disfrutar. Merezco ser sin tener que demostrar nada …”
Deja de pensar que solo vales si desarrollas todo tu potencial.
Deja de creer que necesitas tener todo el dinero del mundo para ser exitoso.
Deja de pretender ser el «macho alfa» o encajar en expectativas ajenas.
Descansa.
Samuel D. Cota
Licenciado en Enseñanza del Inglés
lic.samuelcota@gmail.com