jueves, marzo 13, 2025
No menu items!
Google search engine
InicioVidaYo lo vi

Yo lo vi

Por: Samuel D. Cota

No puedo explicar con palabras humanas la magnitud de lo que pude sentir en el momento en que pude verlo. Creo que era la última cosa que yo esperaba observar, sobre todo cuando es una historia que ha pasado de generación en generación y aun no se veía nada. Recuerdo a mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre diciendo esta historia vez tras vez, pero no había visto nada. Desde luego que solo tenía 13 años, pero ya razonaba lo suficiente como para saber lo que era verdad y lo que no, y, definitivamente, lo que mi progenitor me decía no era cierto. Al menos, eso creía.

Todo empezó en una tarde un tanto fresca. Cuando tu padre es pastor de un rebaño, no te queda otro remedio más que aprender el oficio de tu progenitor ya que lo más probable es que termines siendo lo que él es; en mi caso es: pastor ovejero.

Mi padre, mi abuelo, mi hermano mayor y yo nos preparábamos para partir a una llanura donde sabíamos que había pastos frescos y listos para comerse. Mi madre, que nunca ha dejado que sus hijos se enfermen, nos miró a la cara a mi hermano y a mí y nos dijo: “Abríguense bien y háganle caso a su padre.” Con esa orden, nos dio una mochila de tela con pan, unas cuantas verduras y miel para poder adornar el alimento con algo de sabor.

Mientras caminábamos hacia la pastura, mi abuelo y mi padre hablaban sobre la organización de las ovejas, es decir, cómo acomodarían a las más de 100 ovejas y quién se haría cargo de cuántos animalitos, entre otras cosas. Yo solo escuchaba y caminaba detrás de ellos porque, desde luego, un muchacho de 13 años debe seguir las instrucciones que le dan, sobre todo si la misma instrucción viene de tu papá y tu abuelo. Cuando llegamos al lugar donde nos quedaríamos durante unos días, me sorprendí bastante porque no creía que mi abuelo todavía poseía el “toque” para hallar pasto verde.

<<Desearía habérselo dicho>>

La noche del segundo día sucedió.

Primero, nuestros ojos fueron llenos de tanta luz que tuvimos que tapar nuestro rostro porque no podíamos soportar tal resplandor. En segundo lugar, sentimos que nuestros pies cimbraban por la voz que nos habló que nos dijo: “No teman, les tengo grandes noticias. Pues hoy ha nacido en la ciudad de David el Salvador es que Cristo, el Señor”. Y tercero, nuestros oídos fueron maravillados al escuchar un coro espectacular cantando: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres”. Mi abuelo, mi padre, mi hermano y yo, salimos corriendo a buscar al bebé que nos habían dicho antes. Cuando llegamos al lugar, los padres del infante se quedaron en silencio escuchando lo que les contamos sobre la voz que nos habló y lo que oímos cantar. Con cara de “no es sorpresa para nosotros”, solamente sonrieron y nos invitaron a conocer al pequeño.

Ahora bien, permíteme describir una imagen.

Una doncella junto a un hombre, rodeados de paja con heces de animales ya que se hallaban dentro de un establo, sosteniendo a un bebé recién nacido en sus brazos. Ella lloraba y sonreía. El varón al lado también sonreía y lágrimas se deslizaban por sus mejillas hasta tocar su barba.

Un tierno bebé pequeño envuelto en sábanas blancas, que dormía y se chupaba el dedo. Protegido por los brazos de su madre, se veía tan indefenso y al mismo tiempo tan imponente. Muy delicado, pero que irradiaba fuerza jamás percibida por nadie. Pequeño y poderoso. Con brazos débiles pero que, por alguna razón, nadie podía vencerlo.

———-

Como escribí al inicio, no me alcanzan las palabras para describir con exactitud lo que mi corazón sintió en ese momento. Lo que sí puedo decirte con certeza es que jamás había presenciado algo similar y tan asombroso. Tendré esa imagen en mi mente toda mi vida.
Tal vez pueda parecer imposible creer que un bebé recién nacido puede lograr que un alma vibre tanto y que su nacimiento sea tan impactante que tenga que ser anunciado por ángeles. Está bien si no me crees, no es importante. A mí nadie me lo contó, yo lo vi.


Samuel D. Cota
Licenciado en Enseñanza del Inglés
lic.samuelcota@gmail.com

RELATED ARTICLES
- Advertisment -
Google search engine

Most Popular

Comentarios recientes