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¡Las historias entre madres e hijos!

Por: Dora Córdoba Franco

En estas fechas de celebración al día de las madres, todo parece pintarse de rosa y es una oportunidad para reencontrarse, amar, perdonar y hacer nuevas conexiones de amor con aquella persona que nos dio la vida, biológicamente o desde el corazón en casos de adopciones.

Es oportunidad para reflexionar un poco que las madres no han sido o no son perfectas, la labor de una madre es sumamente compleja, hablando de una madre común, que se preocupa por sus hijos; ella siempre hará todo lo posible para que se encuentren bien y felices, sin embargo en ese caminar, no siempre resultan las cosas como se planean, porque en ello comprende que la madre hará todo de acuerdo a sus recursos; intelectuales, emocionales, cognitivos y con la mochila de su sistema de creencias, cultura, e historia de vida. Todo esto influye en su forma de educar y por supuesto que puede cargar muchas situaciones que, al momento de practicar la educación en el hijo, no se tenga el éxito esperado.

“… La madre hará todo de acuerdo a sus recursos; intelectuales, emocionales, cognitivos y con la mochila de su sistema de creencias, cultura, e historia de vida …”

Solemos encontrar situaciones en donde la madre tiene una idea y un panorama de lo que fue su desempeño como madre y la idea e imagen que tiene el hijo, es totalmente distinta, esto hace que no se llegue a una comprensión tanto de lo que se da y de cómo se recibe. Y si no hay una comunicación oportuna y sin barreras, estas diferencias no se diluyen y esta relación se mantiene en el error.

“… Y si no hay una comunicación oportuna y sin barreras, estas diferencias no se diluyen y esta relación se mantiene en el error …”

Metáfora:

Circula en los medios un video de una leona que trata de salvar a su bebé que cayó al rio y ella lo toma de distintas partes con gran fuerza con el hocico, quizá haciéndole daño con los colmillos, se le resbala, siente que se le va y lo rasguña con las garras y lo toma nuevamente con el hocico enterrando sus colmillos para salvarlo.

Si reflexionamos un poco en está metáfora, podemos ver la historia desde la madre, que quiere salvar a su hijo de un gran daño o la muerte misma, y con ello hace uso de los recursos con que cuenta, garras y colmillos. Ella piensa que tiene que hacer hasta lo imposible por salvarlo, no importa el método, sin embargo, si vemos la historia del hijo, pudiera pensar, ¿Qué le pasa que me está mordiendo y rasgando cada vez que me intenta salvar?, es posible que él hijo ni siquiera reconozca que lo están tratando de salvar y la madre puede quedar como agresora del hijo.

Son situaciones complicadas, cuando no existe empatía desde el lugar donde nos encontramos, pensando en donde se encuentra el otro, lo que piensa, siente y como recibe las cosas y en el caso de la persona que da, ¿porque da o no? y ¿cuáles son sus razones?

“… El dolor viene cuando el trabajo de la madre se ve malentendido y no comprendido …”

Las madres sufren cuando después de haber dado mucho en su vida por sacar adelante a los hijos, su trabajo no es considerado como tal, y no es cuestión de agradecer, porque la verdadera madre no espera agradecimiento, el dolor viene cuando el trabajo de la madre se ve malentendido y no comprendido.

Ahora bien, en el caso de los hijos, las necesidades emocionales son importantes para ellos, el ser reconocido en lo que son, valorados en sus características particulares, amados y aceptados. Los hijos requieren de atención, amor, y un encuentro constante con los padres en especial con la madre, el apego con la madre es de gran valor, un niño que ha tenido suficiente apego con su madre, difícilmente será una persona con ansiedad o inseguridad.

“… Nunca comparar, ofender, invalidar, ridiculizar, despreciar un cariño, regalo, detalle de los hijos, e incluso echar en cara lo que has hecho por ellos, son algunas de las actitudes que se han de evitar, pues el daño será perpetuo en la vida del hijo, superable, pero ahí quedará la cicatriz …”

Las madres debemos aprender estas necesidades básicas de los hijos para tener hijos sanos: nunca comparar, ofender, invalidar, ridiculizar, despreciar un cariño, regalo, detalle de los hijos, e incluso echar en cara lo que has hecho por ellos, son algunas de las actitudes que se han de evitar, pues el daño será perpetuo en la vida del hijo, superable, pero ahí quedará la cicatriz.

¡Entender la historia del otro es entender mi propia historia!



Psic. Dora Córdoba Franco
Terapia individual, familiar, talleres y cursos empresariales
INSTAGRAM: cordobaformacionhumanamx
dcordobaf67@gmail.com

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