El estado de ánimo, a veces, nos puede hacer sentir malos momentos.
Una ruptura sentimental, un despido laboral, un problema con alguien a quien apreciamos, la pérdida de un ser querido… son solo algunos ejemplos de obstáculos que nos pone la vida. Depende de varios factores el hecho de que podamos asumir este contratiempo existencial con entereza o, por el contrario, que la tristeza nos embargue y nos sumamos en un estado de apatía y desmotivación.
“… Lo realmente importante es contar con distintas herramientas psicológicas que nos permitan detectar e intervenir en una situación de tristeza y desesperanza …”
Sea cual sea la causa, lo realmente importante es contar con distintas herramientas psicológicas que nos permitan detectar e intervenir en una situación de tristeza y desesperanza.
- Haz ejercicio físico:
Hacer deporte activa tu cerebro y lo fuerza a cubrir ciertas necesidades de nuestro organismo. Esto, además, viene ligado a la descarga de neuroquímicos comúnmente asociados a la activación y a la felicidad (serotonina, adrenalina…). Esto no significa que ir a correr durante media hora vaya a resolver tu sensación de estar triste, pero si aplicas este consejo y lo conviertes en un hábito diario, es muy probable que empieces a ver la vida con otros ojos. - Come saludablemente:
En algunas ocasiones, la tristeza viene ligada a momentos de ansiedad. Si también sufres ansiedad, te habrás dado cuenta de que, o bien comes compulsivamente y en cantidades mayores a las que solías comer, o bien estás comiendo poco y mal porque no sientes hambre. En cualquier caso, si notas que tu peso corporal o tu talla varía de forma súbita en cuestión de pocas semanas, tienes que tomar cartas en el asunto ya que la alimentación es un factor de gran importancia para tu salud mental.
Comer bien va a hacer que tu organismo asimile correctamente los nutrientes necesarios para que físicamente estés en buena forma. - Lee libros:
Si te has parado a reflexionar, es probable que hayas detectado que tu tristeza se deba, al menos en parte, a que estás dándole demasiadas vueltas a los errores y disyuntivas del pasado. Este estado mental de rumiación te hace caer en el ensimismamiento, y se genera un bucle del que es difícil escapar.
Leer libros, sea cual sea su género, puede ayudar a desconectarte de ese pensamiento recurrente y obsesivo. Además, sumergirte en nuevos conocimientos o historias hará que expandas tu mente y salgas de los tediosos rituales que pueden conducir a que las malas emociones no se acaben de ir. - Deshazte de malos hábitos:
Beber, fumar, pasar demasiadas horas frente a una pantalla, tratar mal a quienes te rodean, tomar refrescos azucarados o comida rápida… Son hábitos perniciosos para tu salud en general, y pueden ocasionarte problemas que, más tarde o más temprano, repercuten en tu estado anímico. - Colabora con alguna causa solidaria:
Se suele decir que somos más felices cuando prestamos nuestro tiempo a otras personas que cuando recibimos estas mismas cosas (regalos, atenciones…). Si te sientes triste, es probable que estés ensimismado y veas el mundo con unos lentes cuyo cristal está empañado por las emociones que campan a sus anchas por tu mente. - Acércate a la naturaleza:
Pasear por la playa, hacer excursiones por el bosque, el parque, practicar senderismo… Cualquiera de estas actividades implica adentrarse en un entorno natural, alejados de humos, prisas, coches, estrés… - Practica meditación y Mindfulness:
Los estados depresivos o de tristeza prolongada van unidos a situaciones estresantes y sensación de agobio. Para aliviar estas sensaciones negativas, nada mejor que aprender a meditar y/o practicar Mindfulness.
Estas técnicas nos permiten relajarnos y focalizar nuestra atención en el momento presente. - Acude a un@ psicólog@:
En ocasiones, la tristeza persiste y, aunque no es agradable vivir con esta mochila a cuestas, puede ser muy complicado salir del bucle negativo. En estos casos, el apoyo de un profesional de la salud mental puede ser de gran ayuda.
Los psicólogos y psicólogas pueden dotarte de ciertas herramientas para manejar los síntomas vinculados al malestar, además de hacerte comprender mejor el origen del problema.
Psic. Diana Spíndola Yáñez
Psic. Diana Becerril Spíndola
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