De niño recuerdo con claridad los domingos antes del primer día de clases. Preparaba todo: la mochila, el uniforme, los zapatos negros… Por alguna razón, el inicio del ciclo escolar siempre me llenaba de expectativa y emoción. Sin embargo, esa misma emoción me hacía difícil conciliar el sueño. Y al día siguiente, cuando la alarma sonaba temprano, un pensamiento me golpeaba: “¿Otra vez ese sonido? No puedo creer que tendré que escucharlo por todo un año”. Toda la ilusión del domingo desaparecía al instante con el timbre del reloj a las 6 a.m., recordándome la rutina de levantarme, bañarme, alistarme, desayunar y salir rumbo a la escuela.
“… ¿Otra vez ese sonido? No puedo creer que tendré que escucharlo por todo un año …”
En la vida me ha pasado algo similar muchas veces. He sentido que una etapa complicada ya había terminado… y, de repente, surge otra. Puede ser una dificultad emocional o física, una crisis financiera, o una temporada de preguntas existenciales. Justo cuando creo haber resuelto algo, aparece un nuevo reto. Entonces, pienso: “¿En serio… otra vez?”
¿Has escuchado hablar del desapego emocional? En pocas palabras, es la capacidad de mantener la paz interior sin que lo que otros digan o hagan te robe la tranquilidad. ¿Y qué tiene que ver con esto? Mucho. Porque cada vez que enfrentas una nueva temporada difícil, aunque parezca repetitiva, el desapego te ayuda a mantener la calma y a comprender que esos procesos son, en realidad, oportunidades para crecer y madurar.
“… El desapego te ayuda a mantener la calma y a comprender que esos procesos son, en realidad, oportunidades para crecer y madurar …”
La vida está llena de momentos duros y temporadas incómodas. Es el mundo en el que vivimos, y no podemos cambiarlo; pero sí podemos decidir cómo enfrentarlo. Y estoy convencido de que la clave está en buscar la paz en medio de cualquier circunstancia, tanto en lo bueno como en lo malo. Es sencillo estar en paz cuando todo va bien, pero el verdadero crecimiento ocurre cuando mantenemos esa paz en medio de la tormenta.
“… No podemos cambiarlo; pero sí podemos decidir cómo enfrentarlo …”
¿Qué quiero lograr con estas palabras? Inspirarte a disfrutar cada segundo de tu vida. A descubrir lo bueno en las pequeñas cosas, incluso cuando todo parece desmoronarse. Sé que es difícil, doloroso y, a veces, devastador. Lo sé porque yo también he pasado por mucho, como todos. Pero eso no significa que no podamos tener paz.
La próxima vez que algo complicado llegue a tu vida y pienses: “¿Otra vez?”, respóndete: “Sí, otra vez… pero ahora ya sé cómo superarlo”. Y con cada respuesta así, tu carácter se fortalece y tu vida se expande.
“… ¿Otra vez?”, respóndete: “Sí, otra vez… pero ahora ya sé cómo superarlo …”
Hoy te invito a elegir la paz. Hoy te invito a ser feliz.
Samuel D. Cota
Licenciado en Enseñanza del Inglés
lic.samuelcota@gmail.com


