Son diversos los factores que influyen en el comportamiento de un niño/a. Entre ellos, se encuentra el temperamento (factores biológicos y genéticos), la forma de ser de los progenitores o personas que están a cargo (los abuelos), el estilo de crianza, el estrés del día a día y posibles problemáticas de salud física o mental que puedan interferir.
Es realmente importante poder llegar a comprender las causas del comportamiento del niña/o que está resultando retador para los adultos. En este sentido, es básico tener en cuenta el momento evolutivo en el que se encuentra. Las teorías del desarrollo evolutivo de los menores nos ayudan a comprender sus necesidades en cada momento vital. Es elemental analizar también si los adultos se están sintiendo desbordados por las altas demandas del menor porque estas se asocian a sus características individuales o si bien puede estar relacionado con el estado físico y/o mental en que se encuentra la persona adulta.
“… El temperamento (factores biológicos y genéticos), la forma de ser de los progenitores o personas que están a cargo (los abuelos), el estilo de crianza, el estrés del día a día y posibles problemáticas de salud física o mental que puedan interferir …”
Así que además de lo anterior toma en cuenta lo siguiente:
- Transmitir amor incondicional
Los niños/as necesitan sentirse amados/as de forma incondicional para poder desarrollar de forma óptima un sentido del yo saludable. Esto implica que les hagamos saber que los queremos por quienes son, no por sus logros académicos, deportivos, musicales, etc. Nacen siendo merecedores de nuestro amor y no tienen que «ganarse» nada. - Atender desde la propia regulación
Si queremos que nuestro/a hijo/a aprenda a regular sus emociones, primero deberemos ser nosotros/as quienes les atiendan de forma regulada. Esto nos permite atender lo que les está sucediendo y ayudarles a ellos/as a ponerle palabras, comprenderlo, validarlo y, con el tiempo, regularlo por sí mismos/as. - Ser congruente en el mensaje
Los niños aprenden de lo que ven que hacemos, no de lo que les decimos. Y eso es lo que repiten. Debemos tomar consciencia de aquellos valores que realmente queremos transmitir y ser el ejemplo. - Establecer límites claros y coherentes
Los límites son necesarios para el desarrollo de los menores. Es importante que durante la crianza los establezcamos de forma clara. Es importante que el menor pueda comprender tanto el límite como la consecuencia de saltárselo. Las repercusiones deben concordar. - Facilitar la comunicación
Un aspecto realmente importante durante la crianza es la presencia. Otro aspecto elemental es la comunicación. Es importante que, como adultos, podamos escuchar sus necesidades para construir las bases de una comunicación fluida y respetuosa. - Tomar consciencia de las propias necesidades
Ya decíamos anteriormente que son muchas las presiones a las que las madres y los padres se ven sometidos/as. Por ello, es primordial que podamos dedicarnos un tiempo de observación y tomar consciencia de cómo estamos, qué necesitamos y cómo podemos atendernos. - Pedir ayuda
Si la situación que estás viviendo te resulta abrumadora y sientes que no tienes recursos para hacerle frente, pide ayuda. Actualmente hay una gran variedad de profesionales que pueden acompañarnos en el proceso de crianza adaptándose a las necesidades de cada familia.
“… Si la situación que estás viviendo te resulta abrumadora y sientes que no tienes recursos para hacerle frente, pide ayuda …”
Psic. Diana Spíndola Yáñez
CENTRO DE ASESORÍA
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