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La vida es un viaje, ésta es la mejor metáfora de la vida.

Por: Ma. Isabel López Suarez

Sin embargo el punto de partida es el mismo punto de llegada.

Cuando llegamos algún sitio, siempre lléganos primero a nosotros mismos.

Cuando conquistamos un valor externo, ese valor no vale para nada.

Nosotros desde el ser le damos valor a todos los valores. La paz como valor humano refiere a la capacidad de un individuo de alcanzar una sensación interna de tranquilidad y aceptación. La paz es una conquista externa.

“… La paz como valor humano refiere a la capacidad de un individuo de alcanzar una sensación interna de tranquilidad y aceptación …”

Es una condición interna necesaria, al no alcanzarla conduce al ser a una nueva guerra.

Todos buscamos la paz, la paz afuera, en nuestras relaciones, pero no vas a tener paz en tus relaciones sino tienes paz en tu interior.

  • Si no callas el ruido de la mente.
  • Si no apaciguas las aguas de tus emociones.
  • Si no adquieres la maestría de tus propios movimientos de energía.
  • Si no reconoces tu cuerpo, si no lo aceptas, si no entras en posesión de él. Vas a estar en guerra.

Vivimos en una guerra permanente, pero esas guerras son internas. La guerra que vemos afuera es una pequeña parte del todo. Hay una guerra permanente, sumergida, de no aceptación, una guerra entre la luz y la sombra, entre él ser y lo que debería ser.

Entre lo consiente e inconsciente, porque hemos separado todas esas cosas como si fueran opuestas y nos hemos separado de nosotros mismos.

  • Y si un día volviéramos a llevar la atención a nuestro interior.
  • Y si un día nos preguntáramos ¿Cómo nos sentimos?
  • Y pensáramos en la causa de esto, ¿Por qué nos sentimos así?
  • Y si un día siendo sinceros con nosotros mismos y pudiéramos entrar en el ahora y el aquí, en el espacio sagrado de nuestro ser, y sentir nuestra respiración, y experimentar nuestras sensaciones corporales y si pudiéramos experimentar el calor, el frio, el hambre, la sed, y sentir nuestra soledad. Y viajar atreves de nuestra soledad hacia nosotros para generar ese RE encuentro profundo e interior con el ser que nos habita, entonces no habría turbulencias, entonces nos abrasaríamos, no seriamos tan crueles con nosotros mismos, y no estaríamos nerviosos y de pronto en la brevedad del momento experimentaríamos la alegría, la inocencia, la condición de la infancia permanente que vive en nosotros, ese reino de la conciencia que es como un cielo interior.

“… Qué bueno sería que nos diéramos la paz como un regalo a nosotros mismos, como un don, que fuéramos el mejor amigo de nosotros mismos y reconciliarnos y perdonarnos y dejar pasar el pasado …”

Qué bueno sería que nos diéramos la paz como un regalo a nosotros mismos, como un don, que fuéramos el mejor amigo de nosotros mismos y reconciliarnos y perdonarnos y dejar pasar el pasado.

Y entrar en ese territorio maravilloso de la pausa del silencio interior. Ese territorio que entramos en contacto con el vacío, allí donde no hay ninguna expectativa. Ahí donde no cabe el lastre de los sufrimientos, del dolor. Donde podemos ser auténticos, renovarnos. Nacer de nuevo.

Ese es el lugar de la paz. Ese es el mejor regalo que nos podemos ofrecer a nosotros mismo para así, poderlo ofrecer a los demás. Recuerda…

NO se puede dar lo que no se tiene.



Ma. Isabel López Suarez
Enfermera
Cel. 662 395 3529

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